domingo, 26 de fevereiro de 2012

EMBOSCADA


EMBOSCADA

Na metade do caminho da minha vida,
de repente me encontrei num bosque escuro…
Dante, A Divina Comédia.

Quanta razão ladina há num transe de confusões
numa esquina dos temporais da vida,
numa cova de qualquer rua das profundidades
pior ainda, no escuro lugar que ocupam as entranhas,
ao tocar o fundo e encontrar-se só diante de uma cadeira vazia.
O espelho me devolve uma desconhecida
isca para a frialdade de Saturno, devorando a minha seiva.
Não há cédula de regresso. Emboscada do predador.
Uma cilada no horizonte que humilha o tempo saturado
alucinado temporal que medra o mais valente
rendendo contas com o mesmíssimo inferno.
Ali, naquele abismo, uma gota de luz ou água se entrega
se desprende a venda que cega
e nascem umas asas – de borboleta – à beira do vazio…
Asas de lágrimas cosidas nas costas,
doadas pela luz,
lentamente voas em direcção ao resplendor
e um mar tão antigo como o tempo se abre aos pés
e prendes a flor de alhos loucos à tua boca
habitando velhos desertos, agora balcões floridos.
Voo, voo tão longe como quer o meu sorriso
para libar o néctar das essências.
O nojo da melancolia deixa um sabor amargo
e naquela emboscada, prometo adivinhar sombras e luzes
e ainda que o fio esteja torcido segues no teu enxoval de bosques…


Setembro selenita e amaranto.


Marisa León- Espanha
Tradução ao português: Tania Alegria


*****

EMBOSCADA

A mitad de camino mi vida,
de repente me hallé en un bosque oscuro…
Dante, la Divina Comedia

Cuánta razón ladina hay en un trance de confusiones
en una esquina de los temporales de la vida,
en un socavón de cualquier calle de las profundidades
peor aún, en el oscuro lugar que ocupa las entrañas,
al tocar fondo y encontrarse sola ante una silla vacía.
El espejo me devuelve una desconocida
carnada para la frialdad de Saturno, devorando mi savia.
No hay cédula de regreso. Emboscada del depredador.
Un celaje en el horizonte que humilla al tiempo saturado
alucinado temporal que medra al más valiente
rindiendo cuentas con el mismísimo infierno.
Allí, en aquel abismo, una gota de luz o agua se entrega
se desprende la venda que ciega
y nacen unas alas –de mariposa- al filo del vacío…
Alas de lágrimas cosidas a la espalda, donadas por la luz,
lentamente vuelas hacia el resplandor
y un mar tan antiguo como el tiempo se abre a los pies
y prendes la flor de ajos locos a tu boca
habitando viejos desiertos, ahora balcones floridos.
Vuelo, vuelo tan lejos como quiere mi sonrisa
para libar el néctar de las esencias.
El empalago de la melancolía deja un sabor amargo
y en aquella emboscada, prometo adivinar sombras y luces
y aunque torcido el hilo sigues en tu ajuar de bosques…


Septiembre selenita y amaranto.

Marisa León- España

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