sábado, 4 de fevereiro de 2012

TEMPO DE AFONIAS






TEMPO DE AFONIAS

É tempo de navegar por zonas em declive, e não, precisamente,
na lona horizontal da planície, impregnada de respirações
condensadas. Vemos o acontecer do ar, detido
na transpiração de moscardos, açores à espera
do dia seguinte para embriagarem-se de cinza.
A isso somamos a lava diária dos cadáveres, soterrados
ou à intempérie, alienados por tanta mão de folharada.
A folhagem é sinistra à luz de cada transeunte: a intuição
fez-se necessária para transpirar essa câmara ardente
em que o alento se afoga diante de um amanhecer de névoa,
sem mais lucidez além do velho discurso da fuligem.

(Com todo este contubérnio, conspirações e transacções,
não podemos, um e outro, encontrar a nossa própria habitação:
não é só a traça que permeia a asa, é que a tortura
nos vem de todas as direcções, arrasa com a alma,
penetra irremediavelmente no corpo,
tem plenas faculdades para sucumbir no nosso território;
e assim, em sobressaltos, devo pensar na mansão do teu púbis;
sorrir por outro lado à paisagem desbocada, lançar-me,
precipitar-me no desvario do esperma.)

Não há cidade que escape a este flagelo. – Livramos a sombra
do pavimento e a encruzilhada, morrem o ouvido e o olfacto.
O porvir nos assedia com fome obstinada, espectros
que mordem espírito e razão, – a palavra tem rosto de lã,
incertezas parecidas ao infinito da noite,
a angústia do desamor que habita o mundo. Esta afonia,
é parte das escarpas que nos aventa a noite
com seus perfis de loucura.

(Um dia talvez não seja necessário um incenso atrás da porta,
nem haja que invocar almas puras; a sede supõe sons novos
que girem no imaginário da garganta,
nessa ternura desconhecida do teu umbigo, meu calcanhar de Aquiles
o tacto, vidência de outra janela na bifurcação do caminho.
O alento é estranho quando te acabas em marejadas,
quando somos açoitados, já não pela violência ecuménica,
mas pelo delírio da ciência do orgasmo.)

Jamais a democracia teve um preço tão alto: pagamos os centímetros
de liberdade que temos, com esse abandono quotidiano da cave
sombria e o funil da noite nos ecos;
em cada penúria, a sombra do tédio, o pátio roto dos sentidos,
o sonho a ponto de parir novos objectos, novos exteriores
para este abismo, onde é costume purificar os esqueletos
ou convertê-los em simples estatísticas para os anuários…


André Cruchaga- El Salvador


Tradução ao português: Tania Alegria


*****

TIEMPO DE AFONÍAS

Es tiempo de navegar por zonas en declive, y no, precisamente,
en la lona horizontal de la planicie, impregnada de respiraciones
condensadas. Vemos el acontecer del aire, detenido
en la transpiración de moscardones, azores a la espera
del siguiente día para embriagarse de ceniza.
A ello sumamos la lava diaria de los cadáveres, soterrados
o en la intemperie, enajenados por tanta mano de hojarasca.
El follaje es siniestro a la luz de cada transeúnte: la intuición
se ha hecho necesaria para transpirar esta capilla ardiente
en que el aliento se ahoga ante un amanecer de niebla,
sin más lucidez que el viejo discurso del hollín.

(Con todo este contubernio, conspiraciones y transacciones,
no podemos, el uno al otro, encontrar nuestra propia habitación:
no sólo es la polilla que permea el ala, es que la tortura
nos viene de todas direcciones, arrasa con el alma,
penetra irremediablemente en el cuerpo,
tiene plenas facultades para sucumbir en nuestro territorio;
y así, con sobresaltos, debo pensar en la mansión de tu pubis;
sonreírle por otro lado al paisaje desbocado, lanzarme,
precipitarme en el desvarío de la esperma.)

No hay ciudad que escape a este flagelo. —Libramos la sombra
del pavimento y la encrucijada, muere el oído y el olfato.
El devenir nos asedia con hambre obstinada, espectros
que muerden espíritu y razón, —la palabra tiene rostro de lana,
incertidumbres parecidas al infinito de la noche,
a la angustia del desamor que habita al mundo. Esta afonía,
es parte de los acantilados que nos avienta la noche
con sus perfiles de locura.

(Un día quizá ya no sea necesario un incensario detrás de la puerta,
ni haya que invocar almas puras; la sed supone sonidos nuevos
que giren en el imaginario de la garganta,
en esa ternura desconocida de tu ombligo, mi talón de Aquiles
al tacto, videncia de otra ventana en la bifurcación del camino.
El aliento es extraño cuando te me vienes en marejadas,
Cuando somos azotados, ya no por la violencia ecuménica,
sino por el delirio de la ciencia del orgasmo.)

Jamás la democracia tuvo un precio tan alto: pagamos los centímetros
de libertad que tenemos, con ese abandono cotidiano del sótano
sombrío y el embudo de la noche en los ecos;
en cada penuria, la sombra del hastío, el patio roto de los sentidos,
el sueño a punto de parir nuevos objetos, nuevos exteriores
para este abismo, donde es costumbre purificar los esqueletos
o convertirlos en simples estadísticas para los anuarios…


André Cruchaga- El Salvador

2 comentários:

Ana Muela Sopeña disse...

Querido André:

Un poema intenso que nos permite reflexionar sobre la vida, la verdadera vida. La mirada hacia dentro en la que encontramos el amor y la creación como frutos valiosos de la vida. La mirada hacia afuera con la desolación y el escepticismo...

Cada verso es una puerta hacia la reflexión profunda que nunca debemos descartar para ser verdaderamente humanos...

Enhorabuena, André.
Un abrazo
Ana

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Me encanta, Tania, la traducción
Felicidades
Abrazos y cariños
Ana

Tania Alegria disse...

Me alegra que la traducción te haya gustado, Ana. Es siempre un placer traducir a André Cruchaga.

Abrazos a ambos.