quinta-feira, 26 de janeiro de 2012

GLOSA E OUTROS POEMAS






GLOSA

Já toda me dei, e, assim,
de tal sorte me hei mudado,
que o Amado é para mim
e eu sou para o meu Amado.

Quando o doce Caçador
me atirou, fiquei rendida,
por entre os braços do amor
minha alma quedou caída,
e cobrando nova vida
de tal maneira hei mudado
que o Amado é para mim
e eu sou para o meu Amado.

Com uma flecha que me deita,
enarvorada de amor,
a minha alma quedou feita
una com seu Criador;
já eu não quero outro amor,
a meu Deus me hei entregado,
que o Amado é para mim
e eu sou para o meu Amado.


VERSOS NASCIDOS DO FOGO DO
AMOR DE DEUS QUE TINHA EM SI

Não vive em mim meu viver,
e em tão alta vida espero
que morro de não morrer.


GLOSA

Esta divina união
com o amor por quem eu vivo
faz de Deus o meu cativo
e livre meu coração;
mas causa em mim tal paixão
ver a Deus em meu poder
que morro de não morrer.

Ai! como é longa esta vida!
Que duros estes desterros,
este cárcere e estes ferros
em que a alma está metida!
Só esperar a saída
me causa tanto sofrer
que morro de não morrer.

Ai! Que vida tão amarga
se não se goza o Senhor!
E, se tão doce é o amor,
não o é a esperança larga;
tire-me Deus esta carga
tão dura de padecer,
que morro de não morrer.

Somente com a confiança
vivo de que hei de morrer;
porque, morrendo, o viver
assegura-me a esperança:
morte em que o viver se alcança,
bem cedo te quero ver,
que morro de não morrer.

Olha quanto o amor é forte;
vida, não sejas molesta;
vê que em te perderes resta
de te ganhares a sorte;
venha já a doce morte,
venha-me a morte a correr,
que morro de não morrer.

Essa que no alto deriva
é a vida verdadeira:
té que torne a vida à poeira,
não se goza estando viva;
morte, não sejas esquiva;
morrendo estou em viver,
que morro de não morrer.

Vida, como obsequiá-lo,
a meu Deus, que vive em mi,
senão perdendo-te a ti,
por melhor poder gozá-lo?
Quero morrendo alcançá-lo,
pois só Ele é o meu querer,
que morro de não morrer.

Estando ausente de ti,
que vida pudera ter,
senão morte padecer
a maior que jamais vi?
Lástima tenho de mi,
por tamanho mal sofrer,
que morro de não morrer.


Santa Teresa de Jesús- Espanha
Tradução ao português: Anderson Braga Horta


*****

GLOSA

Ya toda me entregué y di,
y de tal suerte he trocado,
que mi Amado es para mí
y yo soy para mi Amado.

Cuando el dulce Cazador
me tiró y dejó rendida,
en los brazos del amor
mi alma quedó caída,
y cobrando nueva vida
de tal manera he trocado,
que mi Amado es para mí
y yo soy para mi Amado.

Tiróme con una flecha
enarbolada de amor
y mi alma quedó hecha
una con su Criador;
ya yo no quiero otro amor,
pues a mi Dios me entregado,
que mi Amado es para mí
y yo soy para mi Amado.


VERSOS NACIDOS DEL FUEGO DEL
AMOR DE DIOS QUE EN SÍ TENÍA

Vivo sin vivir en mí,
y en tan alta vida espero,
que muero porque no muero.


GLOSA

Aquesta divina unión,
del amor con que yo vivo,
hace a Dios ser mi cautivo,
y libre mi corazón;
mas causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.

¡Ay! ¡Qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel y estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.

¡Ay! ¡Qué vida tan amarga
do no se goza el Señor!
Y si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga;
quíteme Dios esta carga,
más pesada que el acero,
que muero porque no muero.

Sólo con la confianza
vivo de que he de morir;
porque muriendo, el vivir
me asegura mi esperanza:
muerte do el vivir se alcanza,
no te tarde que te espero,
que muero porque no muero.

Mira que el amor es fuerte;
vida, no seas molesta;
mira que sólo te resta,
para ganarte, perderte;
venga ya la dulce muerte,
venga el morir muy ligero,
que muero porque no muero.

Aquella vida de arriba
es la vida verdadera:
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva;
muerte, no seas esquiva;
vivo muriendo primero,
que muero porque no muero.

Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios que vive en mí,
si no es perderte a ti,
para mejor a El gozarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues a El solo es al que quiero,
que muero porque no muero.

Estando ausente de ti,
¿qué vida puedo tener,
sino muerte padecer
la mayor que nunca vi?
Lástima tengo de mí,
por ser mi mal tan entero,
que muero porque no muero.






GLOSA

Ya toda me entregué y di,
y de tal suerte he trocado,
que mi Amado es para mí
y yo soy para mi Amado.

Cuando el dulce Cazador
me tiró y dejó rendida,
en los brazos del amor
mi alma quedó caída,
y cobrando nueva vida
de tal manera he trocado,
que mi Amado es para mí
y yo soy para mi Amado.

Tiróme con una flecha
enarbolada de amor
y mi alma quedó hecha
una con su Criador;
ya yo no quiero otro amor,
pues a mi Dios me entregado,
que mi Amado es para mí
y yo soy para mi Amado.




VERSOS NACIDOS DEL FUEGO DEL
AMOR DE DIOS QUE EN SÍ TENÍA

Vivo sin vivir en mí,
y en tan alta vida espero,
que muero porque no muero.


GLOSA

Aquesta divina unión,
del amor con que yo vivo,
hace a Dios ser mi cautivo,
y libre mi corazón;
mas causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.

¡Ay! ¡Qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel y estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.

¡Ay! ¡Qué vida tan amarga
do no se goza el Señor!
Y si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga;
quíteme Dios esta carga,
más pesada que el acero,
que muero porque no muero.

Sólo con la confianza
vivo de que he de morir;
porque muriendo, el vivir
me asegura mi esperanza:
muerte do el vivir se alcanza,
no te tarde que te espero,
que muero porque no muero.

Mira que el amor es fuerte;
vida, no seas molesta;
mira que sólo te resta,
para ganarte, perderte;
venga ya la dulce muerte,
venga el morir muy ligero,
que muero porque no muero.

Aquella vida de arriba
es la vida verdadera:
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva;
muerte, no seas esquiva;
vivo muriendo primero,
que muero porque no muero.

Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios que vive en mí,
si no es perderte a ti,
para mejor a El gozarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues a El solo es al que quiero,
que muero porque no muero.

Estando ausente de ti,
¿qué vida puedo tener,
sino muerte padecer
la mayor que nunca vi?

Lástima tengo de mí,
por ser mi mal tan entero,
que muero porque no muero.


Santa Teresa de Jesús- España

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